viernes, 18 de enero de 2008

El vino en 2008

(Artículo publicado en TodoVino.)

Es época de hacer predicciones para los próximos meses o, al menos, de mirar alrededor y comprobar dónde estamos. Lo que vemos, por suerte o por desgracia, es un mercado cada vez más globalizado, con muchos vinos buenos y sin efectos (aunque a veces un tanto aburridos) y los grandes cada vez más inalcanzables en precio. Entre otras muchas tendencias que les avanzamos parece además que este año habrá que apretarse el cinturón.

Algunos llaman tan desaforadamente a la crisis desde los medios de comunicación, que van a acabar creando una psicosis. Si éste es el panorama, en 2008 habrá que apostar aún más por etiquetas de excelente relación calidad-precio. Pero prescindir del placer de un buen vino, ¡eso nunca!

Comprar de manera inteligente. Apretarse el cinturón no tiene por qué ser sinónimo de limitarse a las ofertas de los supermercados. Sin dejar de estar atento a lo bueno que éstas puedan aportar, el objetivo en 2008 es encontrar aquellas etiquetas que ofrecen más por menos. Siempre es preferible comprar una botella de un vino interesante de entre cuatro y siete euros que dos de uno imbebible de tres. ¿Cómo acertar en la elección? Habrá que beber más vinos blancos, buenos jóvenes y semicrianzas de zonas que trabajan bien la relación calidad-precio (Jumilla, Mancha, Campo de Borja, Rueda…) y estar muy atento a los descubrimientos y recomendaciones de los expertos en este terreno. Al consumidor español le sigue faltando abrir la mente, liberarse de tópicos y prejuicios, arriesgar más y probar mucho más. Quizás éste sea un buen propósito de Año Nuevo.

Los grandes vinos ya son un producto de lujo. No es difícil imaginar a la baronesa Philippine de Rothschild diciendo: “¿Crisis?, ¿qué crisis?”. Los grandes crus de Burdeos entre los que se encuentra Mouton-Rothschild y el resto de marcas exclusivas de Borgoña, Ródano, Champagne, Alsacia, Alemania, Italia, Califonia (y esperemos que también España) serán más caros y escasos porque la demanda crece en la medida que aumenta el número de millonarios en países que se incorporan al mercado del lujo como Rusia, India y China.

Buscar, probar, buscar. Con un mercado aparentemente polarizado entre las marcas de alta producción, no siempre atractivas para el aficionado, y los vinos de lujo y alta selección de precios elevados, ¿qué ha de beber quien quiera experimentar sabores puros, profundos o con cierta personalidad? Quedan los vinos asequibles de bodegas de renombre, experiencias de interés de zonas emergentes, los redescubrimientos de variedades autóctonas, las propuestas personales de enólogos inquietos que empiezan y deben ser moderados con el precio y ¿por qué no también coquetear con los vinos extranjeros?

La escena internacional. ¿Cómo se presenta el equilibrio de fuerzas entre el Viejo y Nuevo Mundo para este año? Australia posiblemente perderá algo de fuerza. La gran sequía que afecta al país amenaza con hacer que gran número de viticultores abandone el cultivo de la vid. El descenso de la producción probablemente se note y dará oportunidad a otros para arañar cuota de mercado. Chile podría ser uno con su brillante receta de relación calidad-precio; Argentina y Sudáfrica parece que van al alza y España debería aprovechar también el hueco. Jamie Goodie ha escrito en www.wineanorak.com que “Francia y España comenzarán a demostrar que son capaces de elaborar vinos comerciales y decentes con volúmenes significativos y lo harán mejor que el Nuevo Mundo en la banda de las 5-10 libras”. Es una esperanzadora visión para el mercado británico. En el otro gran mercado del vino mundial, Estados Unidos, la caída del dólar frente al euro está encareciendo notablemente el precio del vino y es un elemento que también se hará notar.

¿Cómo le va a ir a España? Con el consumo interno a la baja en términos de volumen como tendencia imparable (estamos ya por debajo de los 25 litros per cápita), las cosas cada vez dependerán más de los mercados internacionales. El futuro sin duda, está en los vinos de calidad, que aportan más valor, y en las exportaciones. Según uno de los últimos informes de la Federación Española del Vino, deberíamos sacar el mayor partido posible a la actual moda de vinos españoles en Estados Unidos y tomar posiciones en mercados que están creciendo de manera importante como Rusia.

Talante para moverse en tiempos difíciles. La batalla contra el alcohol podría afectar seriamente al sector y, de hecho, la mayoría de gobiernos parece trabajar en una línea prohibicionista. Después del logro de ver reconocido al vino como alimento en la Ley de la Viña y el Vino de 2003, el proyecto de ley para regular el consumo de alcohol entre los menores en España y que afectaba de manera importante a la promoción de los productos vinícolas se quedó en un proyecto, pero no hay que descartar iniciativas similares en el futuro que metan al vino en el mismo saco que los espirituosos. Habrá que buscar la manera de asociar el vino de forma más sólida a valores culturales, históricos y lúdicos e insistir en un consumo moderado e inteligente. Una mayor cultura sensorial, sin duda, redundaría en un mayor y mejor acercamiento al vino.

Las uvas de moda. Después de años de insistir, por fin se ha dado la vuelta a la tortilla. Se lleva la pinot noir desde el gran efecto dominó que desencadenó la película Sideways y, en blancas, asistimos al resurgimiento de la riesling y no sólo en versión alemana (¡lástima que España no tenga nada que aportar a estas dos tendencias!). ¡Quién lo iba a decir hace unos años! Las uvas de los expertos, a la conquista del mundo. Aunque esto no quiere decir ni mucho menos que vayan a destronar a las omnipresentes cabernet y chardonnay, sin embargo, el gusto por lo diferente se impone. Sigue también el avance de las variedades tintas mediterráneas con la syrah a la cabeza. Pero si el mejor termómetro de lo que sucede en Estados Unidos, un mercado que marca tendencia, es fijarse en el portfolio de sus gigantes del vino como Gallo, vemos que está importando grandes cantidades de vinos de otros países: lo último es un malbec, pero también hn elegido a nuestro albariño Martín Códax.

¿Seguirá siendo Parker omnipresente? Sus puntuaciones son la referencia mundial más fácil y clara para situar el caché de cualquier vino. Si Parker no lo ha catado, no existe; si no está en la liga de los 90 puntos, se ve privado de la gloria. ¿Comenzará a diluirse su figura entre sus nuevos colaboradores? Jay Miller, por ejemplo, cata ya los vinos españoles (y de Australia, Sudamérica, Grecia, oportos vintage, Oregón y Washington). Y las poderosas bombas de fruta de alto grado alcohólico tan defendidas por Parker parecen iniciar un cierto declive. Quizás el emperador no viva su mejor momento en un tiempo en que arrecian las críticas y acaba de salir al mercado una biografía no autorizada firmada por su antigua colaboradora en Burdeos (que en su día habría utilizado el nombre de su jefe en su propio beneficio) y que se desquita en la obra Robert Parker. Anatomie d’un Mythe. Pese a todo, no nos cabe duda de que las puntuaciones de The Wine Advocate seguirían siendo poderosamente influyentes en 2008.

El alcohol y los vinos poderosos. La mayoría de críticos y expertos dicen estar cansados de los vinos poderosos y alcohólicos y son bastante optimistas respecto a su paulatino refinamiento (hay excepciones como el norteamericano Robin Garr: “A los que nos gustan los vinos más ligeros y delicados que casan mejor con la comida vemos que nuestras opciones van disminuyendo”). En España, con los actuales criterios en la viña y sol a raudales, no vemos que la reducción del grado esté a la vuelta de la esquina. Pero sí esperamos vinos más equilibrados, con el alcohol mejor integrado y sin excesos.

El cambio climático. Es uno de los factores (aunque no el único) que explica los altos índices de alcohol en los vinos actuales y que se debate cada vez más en el sector vinícola. También sería en parte responsable de que los riesling alemanes estén en la cresta de la ola con una extraña sucesión de añadas de calidad en una zona en la que es muy complicado madurar la uva. Así como del auge de los vinos ingleses y de que los elaboradores de Champagne estén buscando las mejores ubicaciones para comprar viñedo en este país. Al menos el calentamiento no ha tocado en este inicio de 2008 a algunos de los viñedos más frescos del mundo y se acaba de recoger una buena cantidad de uvas para elaborar vinos de hielo en Canadá.

Conciencia ecológica. Las tendencias respetuosas con el medio ambiente ganan fuerza en los viñedos, ya se trate de un cultivo ecológico certificado, de la esotérica filosofía biodinámica o de una simple limitación de productos químicos. Pero este año la conciencia ecológica irá más allá. El blogger Tyler Coleman, capaz de ver el vino desde múltiples perspectivas, acaba de publicar en su web www.drvino.net y en The New York Times un artículo sobre las emisiones de carbono que se ocultan tras una botella de vino. “El vino –escribe– como cualquier otro producto de consumo tiene su ‘huella de carbono’ (carbon footprint en inglés); esto es, hay una cierta cantidad de dióxido de carbono que se emite durante su producción y traslado”. Que las uvas se hayan cultivado de manera biológica o no, no tiene demasiada incidencia sobre este punto, pero sí la forma y el envase en que se transporta. Un consumidor comprometido con el planeta querrá saber que lo que menos emisiones produce es tomarse el vino del viñedo de al lado que no ha de ser transportado. O que grandes cantidades de vino traídas por barco desde Francia a Estados Unidos contaminan bastante menos que unas pocas cajas de botellas que se transportan de costa a costa del país por carretera.

Vivir la “experiencia vinícola” a tope. El enoturismo irá a más, sofisticándose progresivamente para que el consumidor experimente el vino con los cinco sentidos. Los spas están en alza en España y en el mundo en general, y el siguiente paso es que uno pueda participar lo más directamente en el proceso de elaboración. Los programas del tipo “compre una viña” (la versión española de “adopt a wine”) o los clubs de bodegas cuyos socios tengan acceso privilegiado a las instalaciones son claros ejemplos de ello. En Sonoma (California), más concretamente en Sebastopol, acaba de nacer Sonoma Grapemasters, un empresa que ofrece a sus clientes la infraestructura e instalaciones para elaborar su propio vino. El cliente, que elige la variedad y el estilo y trabaja con un asesor para elaborar una barrica o más, puede participar en el proceso de elaboración, desde la vendimia y selección de uvas hasta el embotellado. ¿Les gustaría hacerse su propio vino en 2008?

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