jueves, 14 de febrero de 2008

Aprendiendo olores con Alexandre Schmitt

(Artículo publicado en TodoVino.)

Decimos que el olfato es el sentido más importante de la cata, pero ¿realmente lo ponemos en práctica al cien por cien? El experto en olfacción Alexandre Schmitt se dedicó a “despertar” las narices de enólogos y periodistas a lo largo de una semana de trabajo en Madrid.

¡Pongan a trabajar su nariz! ¿Han pensado alguna vez cuántos olores podrían identificar correctamente? ¿Se sentirían ofendidos si les dijésemos que poco más de 20? ¿No es terrible teniendo en cuenta que tenemos 100 millones de receptores olfativos (Schmitt dixit) frente a una media de 10.000 papilas gustativas en la lengua?

La verdad es que la mayoría de las personas pasan por la vida sin saber que se están perdiendo un complejo, intenso e inmenso universo olfativo (los aficionados al vino, ¿quizás un poco menos?).

Si están pensando en adentrarse en este mundo, el francés nacido en Burdeos Alexandre Schmitt podría ser su hombre. La verdad es que incluso podría ser su héroe si les contamos que es capaz de identificar con precisión entre 1.200 y 1.500 aromas (“el trabajo de toda una vida”). Ustedes, sin embargo, no deberían de hacerse tantas ilusiones. Schmitt calcula que con un buen entrenamiento y formación podrían llegar, digamos, a los 100 o, como mucho, 200.

Este antiguo perfumista formado en el prestigioso ISIPCA (Instituto Superior Internacional de la Perfumería, la Cosmética y los Aromas Alimenticios) de Versalles, un centro único en su género, estuvo toda la semana pasada en Madrid impartiendo el I Seminario de Análisis Olfativo organizado por la Fundación para la Cultura del Vino y destinado a enólogos y elaboradores españoles. Durante los últimos quince años se ha dedicado a impartir cursos sobre olfacción con una atención muy importante por el mundo del vino en Francia, Portugal, Italia, Estados Unidos y ahora, por primera vez, en España.

Probablemente, su cliente más ilustre sea Jean-Claude Berrouet, director técnico de Pétrus durante 44 vendimias, quien ha escrito: “La habilidad de identificar ciertos componentes aromáticos con precisión me permite mejorar mis evaluaciones a nivel profesional, sentirme más seguro de mí mismo y trabajar mejor en catas analíticas de vinos”.

Oler con precisión
Intentando emular al afamado enólogo tomamos asiento para una demostración práctica del trabajo de Schmitt. “Cuando la gente emplea palabras para hablar de olores, no conoce con precisión el término que corresponde con la fragancia que capta”, señaló el experto en olfacción. Y a continuación comenzó a introducirnos en distintas muestras aromáticas. Métodicamente, empapaba tiras de papel en alguno de los numerosos frasquitos que tenía diseminados ante sí, los pasaba a izquierda y derecha y solicitaba nuestras impresiones.

Resina, serrín, madera seca, madera verde… en realidad, el nombre preciso del primer aroma era “cedro”. Un olor que, según Schmitt, tiene una pequeña parte fresca, de resina, y otra más importante, cálida y seca, de madera. El segundo papel dio pie a ideas como eucalipto, vicks vaporub, notas farmacéuticas, pintura... Era “pino” y, nuevamente, no hubo ninguna “diana”.

Pero quizás el aroma más sorprendente e inclasificable fue la “vainilla pura de Madagascar” que inspiró a los asistentes notas de toffee, café, aceituna negra e incluso jarabe de niños. Evidentemente, nadie pensó en la vainilla como tal y la explicación más sencilla es que nuestro patrón olfativo habitual es el de la vainilla sintética que, desde luego, no tiene ni la complejidad ni la profundidad aromática de la primera.

En cambio, pudimos oler la molécula “vainillina” exactamente tal y como la encontramos en el vino. Era un tipo de muestra sin volatilidad (lo que en la jerga olfativa se llama un olor “sordo”) y el aroma resultaba muy poco intenso, pero ¡qué diferencia respecto al anterior! Y ¡qué familiar para los catadores de vino!

De hecho, en las sesiones para enólogos y elaboradores Schmitt alterna la olfacción de aromas que son fruto de la mezcla de muchas moléculas (la fresa, por ejemplo) y de moléculas concretas presentes habitualmente en el vino. Como el temido vinyl-4-guaiacol & 4 ethyl-phenol, responsable de los brettanomyces (olor de establo, cuadra, animales) o el más temido aún 2,4,6-trichloroanisol, que da el famoso “olor a corcho”. Sin intención de aburrirles con nombres técnicos, sólo queremos poner de manifiesto el complejo mundo de interrelaciones químicas que se esconde detrás del vino, de los perfumes y de los olores en general.

¿Está muy lejos el vino del perfume? “En un perfume –dice Schmitt– podemos saber exactamente los aromas que hay a través de un análisis químico y con la ayuda de la nariz. El vino es mucho más complicado ya que depende de la magia de la naturaleza y cada año la cosecha es diferente”.

La percepción y la experiencia personal
El vino no es ajeno a este bordelés de maneras tranquilas y facciones relajadas que se defiende muy bien con el español. Su abuelo era comerciante de vinos, su bisabuelo elaborador y él siempre ha sido un consumidor sensible y, no hace falta decirlo, sobradamente capacitado para profundizar en el disfrute y comprensión del contenido de la botella.

Pero ¿cómo se crea una “nariz de oro”? En el caso de Schmitt, como pueden imaginar, no nació olisqueando el ambiente. Le encandilaron antes la pintura, con cinco años, y la música con nueve. Hijo de científico, la forma perfecta de unir la ciencia con ese talante artístico fue convertirse en creador de perfumes. Su “época dorada” en este sentido, antes de centrarse en la enseñanza, fue la de la industria química de productos de tocador (geles, jabones, colonias) que le ponía en contacto con hasta 800 aromas distintos ¡al día!

Con esta increíble experiencia, no deberían extrañarnos afirmaciones como “para memorizar un olor hay que conocer todas sus facetas” o “para identificar una resina hay que distinguir entre todos los tipos de resina que hay en el mundo; en occidente se entiende que el olor a resina es de pino, pero no así en América del Sur o Asia”.

Frente a esta capacidad increíble para reconocer los aromas más variados y exóticos, no pudimos evitar preguntar, con las últimas investigaciones sobre vino y percepción en la mano y la propia experiencia de cata si no hay un gran peso de la subjetividad en el asunto de los olores. La respuesta es muy rápida: “Hay una ‘sensación’ común que consiste en el mero hecho de oler y que puede considerarse una etapa pasiva. La etapa siguiente es la ‘percepción’, cuando entra en juego la mente y que está influida por la experiencia y el pasado de cada persona. El trabajo es mostrar que hay una descripción objetiva y una percepción analítica de los aromas, además de un vocabulario para estructurar el universo olfativo”.

¿Y qué pasa con el gusto personal? Porque hay personas que reaccionan negativamente a determinados olores. Según Schmitt, en ello influyen los umbrales de percepción; esto es, hay personas con mayor capacidad para captar ciertos aromas en concentraciones relativamente pequeñas que para otros sujetos pasarían desapercibidos y además siempre suele haber una razón detrás del rechazo de un determinado olor. Sin embargo, no está todo perdido: “El gusto es subjetivo y no es algo que podamos educar, pero el impacto sensorial sí se puede transformar trabajando sobre estos aromas problemáticos y profundizando en su conocimiento”.

Quizás, si estas reflexiones consiguen captar su interés, se despierten mañana por la mañana con el propósito de tener más conciencia del mundo olfativo que les rodea. Piensen entonces en la maravillosa reunión de matices aromáticos que encontrarán en una copa de vino. Aunque incluso para un virtuoso de la olfacción como Alexandre Schmitt, el mejor vino no es el que tiene más aromas, sino el que equilibra mejor esos aromas con la textura y el resto de sus componentes.

Bodegas Beronia lanza una edición limitada de su nuevo tinto '198 Barricas'

(Artículo publicado en finanzas.)

Bodegas Beronia, perteneciente a González Byass, lanzó un nuevo vino tinto, denominado '198 Barricas', que, con una producción limitada de 50.000 botellas, se comercializará en tiendas especializadas, clubs de vinos y asociaciones profesionales.

Según indicó González Byass en una nota, para este producto de carácter "exclusivo" se han escogido "las mejores uvas de Tempranillo, Graciano y Mazuelo" y destacó que "hasta las barricas donde ha envejecido el '198 Barricas' se han elaborado de forma minuciosa y artesanal".

Fundada en el año 1973 por un grupo de amigos empresarios, Beronia fue adquirida por González Byass en 1982, a partir del que "se ha apostado por productos de calidad, mejoras en los procesos de elaboración y crianza, rejuvenecimiento y ampliación del parque de barricas y una fuerte inversión en investigación y desarrollo".

En la actualidad, Beronia elabora dos líneas de vinos de Rioja, una clásica, con un Viura, un Crianza, un Reserva, un Gran Reserva; y y otra de corte más moderna, compuesta por los monovarietales Viura Fermentado en Barrica, Tempranillo de Elaboración Especial y Mazuelo Reserva, de forma que es "la única bodega riojana que elabora esta variedad con categoría de Reserva".

En cuanto al nuevo vino 'Selección de 198 Barricas', se trata de un vino realizado a partir de uvas seleccionadas, procedentes de los viñedos de una edad de 60 años, con las variedades de Tempranillo, Graciano y Mazuelo, cultivadas en terrenos arcilloso-calcáreos de los proveedores más próximos a Ollauri, en la Rioja Alta.

González Byass es una empresa familiar fundada en el año 1835 y dedicada a la elaboración de vinos de Jerez y brandies, con marcas como Tío Pepe, Soberano o Lepanto.

Esta compañía familiar está apostando por el desarrollo de marcas de vinos tranquilos en zona vitivinícolas representativas, como Bodegas Beronia, en Ollauri (La Rioja); Bodegas y Cavas Vilarnau, en Sant Sadurní d'Anoia (Barcelona); Bodega de González Byass en Otero (Toledo); y Finca Moncloa, en Arcos de la Frontera (Cádiz).

Dos 'vignerons' en La Rioja

(Artículo publicado en elmundovino.)

Para poder describir y apreciar en toda su grandeza los vinos de Abel Mendoza es imprescindible –como en pocas ocasiones- conocer a los personajes que se encuentran detrás de una aventura apasionante y escudriñar su carácter, tan importante a la hora del análisis de su obra. La síntesis de la personalidad de esta pareja de viticultores riojanos de San Vicente de la Sonsierra es ésta: no buscan la moda pero sí comprender el significado de cada terruño para lograr vinos que perduren en el tiempo. Abel, siempre acompañado por su mujer, Maite Fernández, es la encarnación de un auténtico 'vigneron' borgoñón independiente, arraigado a su tierra como si fuera un cosechero ilustrado.

La figura de Abel crece en el entorno del paisaje mágico que le rodea con la sierra de Cantabria como referente. Es un elaborador artesano, meticuloso, perfeccionista, individualista; un apasionado de la Borgoña y del trabajo en el campo, al que fía fía su labor, porque vive sólo para ello. Amable, inquieto, con un gran talante; imperfecto como todos los que tienen el terruño como filosofía y luchan por interpretarlo de la mejor manera posible. "Comprender la cepa", dice Abel.

Enólogo por constancia y obligación –Maite lo es por estudios- siempre va por delante de sus vinos. No suficientemente reconocido, porque su carácter introvertido, su timidez y lo poco dado que es a las apariciones públicas no le han convertido en un personaje mediático aunque en el cara a cara, cuando está a gusto, pierde ese recogimiento interior y se vuelve locuaz y expresivo. Tampoco se anuncia en los medios que, en contadas excepciones como es el caso de elmundovino, no lo sitúan en el lugar que le corresponde que es a la altura de los más grandes.

Su preocupación por respetar el ecosistema le lleva a ser en esencia –en la práctica lo es- un productor biológico y hasta biodinámico. Abel lo llama "agricultura a escala humana".

Veinte años no es nada
Su bodega, fundada en 1988 por el propio Abel junto a su mujer, posee 18 hectáreas de viñedo repartido entre San Vicente de la Sonsierra –donde se encuentra la mayoría-, Labastida y Ávalos, siempre en la margen izquierda del Ebro. Son, en su mayoría, pequeñas parcelas (35 ó 36) con ligeras pendientes y buena exposición. Las partes más próximas a las vaguadas siempre van al vino joven. Tiene todo tipo de marcos de plantación y, excepto media hectárea cercana al Ebro en espaldera, sus viñas presentan una conducción en vaso, "tienen artrosis porque va cada una por su parte". "Los emparrados parecen desfiles hitlerianos", asevera Abel.

Le gustan las podas cortas, deja unas 10 yemas y es muy meticuloso; pasa varias veces por el viñedo por si hubiera dejado algo no deseado. Apuesta por una frondosa masa foliar y despunta poco, sólo aquello que amenace con romper el sarmiento. Busca mantener la tradición pero de una forma serena y modernizada; los nuevos viñedos los planta con las castas blancas y tintas mezcladas con hileras completas en una nueva reinterpretación del pasado.

La edad media de las cepas es de 35 años e injerta madera de sus mejores cepas, buscando una selección masal propia. Se define como un "director de orquesta de lo que trae el año y las cepas son los músicos". Orquesta afinada, diría yo. Maite hace las veces de enóloga, relaciones públicas, recibe a los clientes, lleva la contabilidad y se encarga de la comercialización... El dinero que entra se reinvierte y, todo sea dicho, hay pocas parejas con menos espíritu comercial que ellos.

Sus comienzos se centraron en los vinos jóvenes, gracias a la producción de los viñedos que cultivaba su familia desde hacía décadas, en una visión personal del tradicional y tan popular vino de cosechero. A los diez años aparecieron los primeros vinos con verdadera ambición como fueron el tinto Selección Personal 98 (4.500 botellas) y el Abel Mendoza Blanco Fermentado en Barrica 98, un ensamblaje de malvasía y viura (vino blanco del año de EL MUNDO). Con la añada 2003 inicia una nueva experiencia con las castas tintas graciano y tempranillo despalillando grano a grano.

En la actualidad centra su producción en vinos con crianza y con capacidad para mejorar con el paso de los años. En menos de dos décadas ha mostrado un gran afán por la investigación, la inquietud, las pruebas y una búsqueda que nunca se detiene. Grandes logros y esporádicos sinsabores (como decía un conocido político italiano, sólo se equivoca aquel que hace algo, el que no hace nada no se equivoca). Abel no da sensación de agotamiento ni de desazón y ha continuado con la profundización sobre las posibilidades de los blancos riojanos: viura y malvasía fueron primero y luego ha recuperado variedades como la garnacha blanca o la turruntés. Siempre con riesgo, sobre el alambre y sin protección.

Filosofía
Su filosofía es la de un 'vigneron' –una palabra, como nuestra antigua 'viñador', mucho más expresiva que la de 'viticultor'- de Borgoña. Abel piensa que "no hay un modelo de viticultura que valga para cada cosecha sino que sólo hay que escuchar a la cepa e interpretar lo que te pide porque a la planta hay que dejarla hablar y nos contará todo lo que necesitamos saber". Contrario al riego como norma, prefiere que la planta sufra, porque "si riegas primero y llueve más tarde le has dado un alimento a la viña que no necesita y que repercutirá en la calidad del fruto de forma negativa".

La complejidad de suelos que encontramos en los 17 kilómetros que hay de distancia entre sus viñas es increíble, los terrenos de cultivo son accidentados y de composición variada: arcilloso-calcáreos (los más habituales), de margas, de areniscas finas, de cantos rodados, de limo... Las zonas más bajas con más sedimentos y las más altas donde, curiosamente, maduran mejor las variedades blancas. Tienen plantadas las castas tintas tempranillo (90%), graciano (3,2%), garnacha (1%) y las blancas malvasía (3%), viura (1%), turruntés y garnacha blanca (0,8%).

La posición geográfica de sus viñedos, a una altura media de 530 metros, le permite disfrutar de una climatología ideal para obtener excelentes uvas: pluviometría de 480 mm anuales y más de 2.000 horas de insolación al año, con una buena diferencia térmica día-noche.

La bodega es humilde y sencilla; su trabajo no sigue un mismo patrón en cada vendimia ni con cada uva. A la hora de fermentar, Abel apuesta por los depósitos de cemento con el único pero de que hay que limpiarlo y es muy laborioso y nada fácil. Cuentan para la vinificación con 16 depósitos de hormigón y 6 de acero inoxidable que van renovando gradualmente.

Los vinos
La producción total apenas alcanza las 80.000 botellas entre ocho o nueve vinos diferentes. Los rendimiento se mueven entre los 4.500 y 5.000 kilos por hectárea según la añada. Por ejemplo, en 2007 han sido apenas 2.800. Los vinos son comercializados bajo dos marcas: Jarrarte y Abel Mendoza. A los tintos le gusta añadir un poco de uva blanca como se hace en Côte-Rôtie, para dotarlos de mayor elegancia y finura, su mayor preocupación.

La crianza la realiza en roble francés procedente de multitud de tonelerías. Intenta una alquimia que recuerda a Chave porque cree que en el mestizaje de diferentes pagos, alturas, suelos y orientaciones es donde está la verdadera riqueza.

Respecto a los blancos, en la actualidad elabora diferentes varietales para "ver el potencial de cada uno por separado y, en el futuro, ser capaz de elaborar un vino que muestre la complejidad de la suma de todas las castas juntas".

Le gusta trabajar las lías finas durante cuatro o cinco meses y un poco de bastoneo para mantener la elegancia.
Entre los tintos, el tempranillo (Grano a Grano) nació con la añada 2003 de la que se comercializaron únicamente 600 botellas y 1.800 en las cosechas posteriores 2004 y 2005. Nace de cepas de más de 50 años procedentes de las parcelas Gallocanta y La Nava situadas en San Vicente de la Sonsierra. Menos de media hectárea con un rendimiento que ronda los 4.000 kilos por hectárea. Para la fermentación usan pequeños depósitos de 1.200 kilos de capacidad durante una decena de días. Descuba a barrica nueva donde realiza la maloláctica para proseguir con una crianza de 18 meses.

Para Abel, seleccionar las uvas que van al Grano a Grano es el no va más, es la máxima expresión de sus terruños, es la Borgoña y de ahí la elección de la botella.

Su graciano nació en 2003 con una única barrica y en 2004 y 2005 se produjeron 500 botellas de cepas viejísimas mezcladas con otras variedades en una de las parcelas heredadas de sus ancestros. El proceso de fermentación y elaboración es similar al del tempranillo. Han plantado nuevas cepas que ha intentado situar a diferentes alturas en suelos distintos para comprobar cuál es el lugar más idóneo.
Abel está trabajando en un clon diferente que descubrió su padre, al que llamó graciano tintorero. El profesor Javier Tardáguila, de la Universidad de La Rioja, me comentaba el otro día que era un cruce entre alicante bouschet (garnacha tintorera) y graciano. Veremos qué da en los próximos años.

El Selección Personal fue su primera gran apuesta y continúa siendo el emblema de la bodega. Surge de un viñedo con más de 40 años y dos hectáreas en El Sacramento. De un rendimiento de 4.800 kilos/ha nacen las 8.000 botellas. Utilizan depósitos más grandes y la maloláctica se desarrolla en cuba de hormigón y pasa 12 meses en barrica (30-40 % nueva y el resto de uno o dos años).

Del Jarrarte Crianza salen al mercado 16.000-18.000 botellas cada año de uvas procedente de viñedos de 35 años de edad situados en diferentes pagos. Tiene una crianza de 12 meses en barricas de roble francés Allier de un a tres años.

El Jarrarte Joven es un 100% maceración carbónica fermentado en depósitos de hormigón. Se elaboran de 35 a 40.000 botellas. Sigue teniendo una fiel clientela en la zona y se busca que sea diferente y muestre personalidad.

Los blancos son un verdadero enigma para Abel. Ávido de información, escarba en la historia de cada casta, en la escrita y en la oral; habla con las palabras de los viejos sobre el turruntés: "Ni lo vendas ni lo des que bueno para el tino es". Y certifica que tenían razón. La producción es, de momento, casi testimonial, son 8.000 botellas entre todas las microvinificaciones (viura, malvasía, garnacha blanca y torrontés). Utiliza las pocas cepas viejísimas que heredó de su padre (cuatro de garnacha blanca) y las ocho de malvasías prefiloxéricas de un viñedo de su bisabuelo, un poco de turruntés y viura. Se le suma la viña joven plantada hace unos años, que surge de la selección masal de sus propias viñas.

Sorprendentemente, la garnacha blanca aporta volumen y acidez alta con unos ph que van de 2,80 a 3. Presenta una gama muy amplia de aromas y "si con cepas jóvenes sucede esto, no sé cuál es el verdadero potencial pero imagino que será enorme" , continúa Abel. "La verdad es que te rompe los esquemas". Las viñas tienen apenas siete años.

De malvasía, tan olvidada por los viticultores por su sensibilidad a la botrytis y por los rendimientos poco generosos, recoge uva de unos cuantos pagos para no completar ni media hectárea con vides de más de medio siglo. Fue su primer blanco en el año 1992 y siempre la ha considerado la esencia y la tradición de La Rioja.
De viura tiene plantado menos de un tercio de hectárea con 30 años a sus espaldas y aporta acidez y equilibrio.

La turruntés riojana –no confundir con la torrontés, ya sea la gallega, la argentina o la canaria- fue uva de pedigrí en tiempos pretéritos pero casi desapareció después de finalizar la Guerra Incivil. Abel recuperó las ocho cepas familiares para clonarlas. Sus nuevas viñas tienen sólo seis o siete años y los rendimientos son bastante bajos (4.800 kilos). Colabora con una buena acidez, un moderado grado alcohólico y capacidad para envejecer.

Para los blancos prefiere los terrenos arcillosos frente a los pedregosos y las zonas altas antes que las bajas. Ha encontrado en algunas cepas mutaciones en los racimos con mezcla de granos blancos y tintos. Un misterio curioso a descubrir.

Abel se resiste a la globalización en una búsqueda incansable de la elegancia y finura, sello de la Borgoña y suyo propio. Un auténtico personaje. Nos sorprende cada día pero, sin duda, lo mejor está aun por llegar. ¡Y nosotros que lo veamos y disfrutemos!. Amén.

Palazuelo: por fin, un "matador" del Bierzo

(Artículo publicado en la revista TodoVino.)

La última y “arriesgada” propuesta vinícola del proyecto Matador llega inevitablemente a una de las regiones que más han cautivado a los locos del vino en los últimos años. Bajo el nombre y la etiqueta del artista Pablo Palazuelo, Raúl Pérez, uno de los enólogos más inquietos de esta denominación leonesa, ha creado un bierzo sereno, mineral y elegante.

El encargo de Matador a algunos de los enólogos más brillantes e iconoclastas del país es crear un vino único e irrepetible. Un vino que nunca más volverá a elaborarse, pensado con total libertad, sin presiones comerciales y de producción limitada. ¿El vino que uno regalaría a sus mejores amigos?

La revista que une arte, vino, música y tendencias y de la que se edita un único, impactante y lujoso número al año ha intentado “rizar el rizo” –dicen sus creadores– dedicando su volumen “K” al tema de la belleza.

Bierzo y belleza
¿Y qué es belleza en el vino?, podríamos preguntarnos. ¿Necesitamos un viñedo espectacular, una bodega de arquitectura desbordante y una botella capaz de destacar entre una multitud al primer vistazo? Lo cierto es que todo esto no funciona si no va acompañado de un resultado excepcional en la copa. Por ello, cualquier posible definición o acercamiento debería ser más sensorial. Quizás el vino que nos deleita más, el vino capaz de fascinar, sorprender y aportar nuevos matices en el tiempo. Tal vez también el vino capaz de sobrevivir a las modas...

Los nuevos tintos del Bierzo constituyen uno de los descubrimientos más excitantes del vino español de los últimos años. Bautizado como el “Priorat atlántico” por la coincidencia de viñedos centenarios con la afamada denominación catalana, pero dentro de un marco climático más fresco, se está convirtiendo en un sabor cada vez más valorado y apreciado por la crítica internacional. Las sorprendentes y estimulantes propuestas aparecidas en la zona tienen mucho que ver con el redescubrimiento de esas viñas históricas, situadas a menudo en complicadas pendientes difíciles de trabajar, con suelos de gran personalidad y cuyas uvas son sometidas a criterios enológicos más adecuados para subrayar las virtudes de la variedad autóctona mencía.

Raúl Pérez tiene una parte importante de responsabilidad en la eclosión vinícola vivida por esta zona en los últimos años. Y la etiqueta que acompaña este volumen “K” dedicado a la belleza procede del tipo de paisaje ancestral que explica el carácter diferencial de muchos vinos europeos apegados a la tradición y el terruño.

El personaje
Director técnico de Bodegas Estefanía, donde firma toda la saga de los Tilenus, desde el más asequible “roble” al caro y exclusivo Pieros, Raúl Pérez ha compatibilizado durante años esta tarea con el desarrollo de la bodega familiar Castro Ventosa, una de las históricas de la denominación que renovó brillantemente con la gama de los Valtuille. Hoy, bajo el nombre de Ultreia, ha arrancado su propio proyecto en solitario, tan arriesgado, personal y minimalista como los presupuestos en los que se apoya Matador. Y además está creando vinos en Riberia Sacra (Pecados), Rías Baixas (Sketch) y Valdevimbre, entre otros proyectos.

Si les contamos, por ejemplo, que Raúl Pérez intenta criar su albariño bajo el agua no es para que lo tilden de loco, sino para que vean hasta qué punto está dispuesto a llevar sus ansias por experimentar y conseguir beneficios añadidos para sus etiquetas. Ésta y otras son las historias que circulan en los corrillos de los “locos del vino” españoles (lo que los ingleses llaman wine geeks) y sus vinos, desde luego, ocupan un lugar privilegiado en estos foros.

Unan este anecdotario a la solidez de muchos de los vinos que elabora o ha elaborado y encontrarán al enólogo perfecto para recoger el guante de osadía que lanza Matador cada año por algún lugar de la geografía vinícola española.

El vino
Ya pueden imaginarse que el tinto pensado y diseñado para la ocasión no es un bierzo al uso. En su caso, Rául Pérez decidió dejar que un vino especialmente significativo para él se expresara con voz propia en la botella.

Las uvas proceden de un viñedo que en los últimos años se ha elaborado por separado, pero que siempre acababa diluyéndose en el ensamblaje con otros vinos. Se llama Villeras, tiene una hectárea y media de extensión, está orientado al sur y plantado con cepas de ¡130 años! Es, en definitiva, una de ésas pequeñas joyas de la denominación que han contribuido a crear vinos de marcado carácter y personalidad.

Pero el viñedo, además, tiene dos particularidades importantes. La primera que dado su estatus sobradamente centenario, además de la autóctona mencía, cuenta con un pequeño porcentaje (en torno al 8%) de dos variedades tintas muy minoritarias: sousao y bastardo (o merenzao) que aportan una cierta nota exótica.

Y la segunda, el carácter diferencial que le confiere su suelo arenoso, poco habitual en la denominación, pero inspirador en general de tintos de gran elegancia y finura. Al enólogo Telmo Rodríguez, que desde que hizo su propio “matador” ha estado coordinando la parte vinícola de este apasionante proyecto, le vienen rápidamente a la mente los majestuosos syrahs de la parte septentrional del Ródano que surgen de suelos similares.

Si Rodríguez, creador de la Cía. de Vinos que lleva su nombre, es un buscador nato de la elegancia, Raúl Pérez recibió con algo más que agrado la posibilidad de hacer un tinto cien por cien a su manera y que le permitiera alejarse de las mencías concentradas y poderosas que demanda ahora mismo el mercado: “Es una parcela de mi bisabuelo, de ésas de toda la vida y que en un momento dado se planteó arrancar. Por eso para mí ha sido una satisfacción trabajar con este viñedo que da un perfil de vinos personal y diferente, más de Borgoña”.

Se han elaborado sólo 2.380 botellas, lo que le convierte en uno de los “matadores” más escasos, aunque también hay que decir que este proyecto raramente ve pasar de largo las 3.000 botellas. La producción, al final, está limitada por el tamaño de un viñedo que Raúl está muy lejos de considerar “fácil”, sobre todo debido a su orientación sur. “Esto –nos cuenta– puede dar lugar a vendimias muy complicadas los años cálidos, pero 2005 fue bastante fresco en el Bierzo, con un verano no demasiado caluroso”.

Los “secretos de enólogo” incluyen una vendimia temprana y una intervención mínima en unas cepas de rendimientos de por sí muy limitados debido a su avanzada edad y que no dan más de 700-800 gramos por planta. La fermentación se ha hecho en tino de madera a la antigua usanza (¡con el raspón!) y el vino se ha sometido a una larga maceración para pasar a continuación 14 meses en barrica nueva de roble francés de tostado muy poco intenso sin someterse a trasiegos.

La etiqueta del artista recientemente fallecido Pablo Palazuelo, austera y conceptual, con sus trazos geométricos característicos acompaña muy bien a este tinto más preocupado por mostrar la esencia que por deslumbrar con fuegos de artificio. Y es que Raúl Pérez nos ha regalado un bierzo atípico que aboga por reducir distancias entre el terruño y la botella.

Refleja la cara más delicada e intimista de la mencía en una clara y gratificante conexión borgoñona. Hay más nitidez que intensidad en nariz, con gran definición de fruta roja y esa nota terrosa y mineral que identifica rápidamente a los bierzos de altura. En boca, junto al carácter mineral, destaca por su profundidad (que no potencia) y una maravillosa acidez que desvela influencias atlánticas.

Un tinto que se corresponde además con lo que muchos estábamos esperando del Bierzo: una expresión más sutil y delicada, menos concentrada, pero capaz de expresar el terruño de forma precisa y directa.

jueves, 31 de enero de 2008

Los vinos riojanos se afianzan en el mercado y en el paladar de los estadounidenses

(Artículo publicado en Terra.)

Los vinos de Rioja, procedentes de las comunidades autónomas españolas de La Rioja, País Vasco y Navarra, se afianzan en el mercado y en el paladar de los estadounidenses, que de esa manera reconocen la calidad de esos caldos.

Así lo señaló hoy a EFE Michael Schachner, experto en enología y periodista de la revista especializada 'Wine Enthusiast', que el lunes concedió a esa denominación de origen española el galardón de 'Mejor Región Vinícola del Año'

'Este galardón premia la calidad y el renacimiento de Rioja de los últimos 15 años. Es una región que está mejorando, que tiene mucha historia, mucha clase y un nombre conocido en todo el mundo, pero lo más importante es la calidad de los vinos, especialmente de un grupo que lo llamamos los 'nuevos clásicos', dijo Schachner.

Asimismo consideró que los caldos riojanos son 'una pequeña producción de alta calidad y un sabor mundial. Para los estadounidenses el Rioja es un vino tradicional, con mucho carácter español, es un reflejo muy claro y bueno del vino tinto español'.

Las exportaciones de vinos españoles hacia Estados Unidos van en aumento y en ese mercado se sitúan en quinta posición, por detrás de Italia, Australia, Francia y Chile, y por delante de Argentina.

Según datos de diciembre de 2007 difundidos por el mismo sector español, las exportaciones de caldos españoles a EEUU crecieron el 8 por ciento hasta octubre del pasado año y en relación al mismo periodo de un año antes.

Un estudio elaborado por la industria del vino Gomberg-Fredrikson señala que el 81 por ciento de los vinos importados desde España a Estados Unidos son tintos, con un incremento del 9 por ciento en el último año, mientras que en el caso de los blancos, el aumento fue del 4 por ciento.

Por su parte, el presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja, Víctor Pascual Artacho, señaló a EFE que un galardón como el recibido 'es una gran satisfacción, porque se reconocen muchos años de trabajo en el mercado de Estados Unidos, adaptándonos a los gustos y las demandas de sus consumidores'.

Artacho, que fue el encargado de recoger el premio en la Biblioteca Pública de Nueva York, precisó que los caldos riojanos 'son de mucha calidad, que los recomiendan los amigos, que están de moda en Europa y queremos que estén de moda en EEUU'.

Por su parte, la consejera de desarrollo rural y medio ambiente de Navarra, Begoña Sanz-Berro, señaló que este reconocimiento es importante 'de cara a mercados tan potenciales e interesantes como el de EEUU, en el que debemos de ir penetrando poco a poco'.

Las previsiones de los expertos es que las ventas de vino español en el mercado estadounidense tienen un importante espacio aún por llenar y, según la publicación US Wine Market, podrían no alcanzar su máximo hasta 2012.

'El consumidor estadounidense está reconociendo todo el esfuerzo que está haciendo Rioja. Lo que se trata es de vender cuanto más mejor en este mercado, que tiene un potencial de crecimiento francamente importante', señaló por su parte el consejero de Agricultura de La Rioja, Iñigo Nagore.

Asimismo se refirió a que 'en un mercado tremendamente abierto nuestros vinos no compiten solo con los de California, sino con los de todo el mundo, y lo que debe hacer el consumidor es probarlo, porque cuando lo haga verá que es un vino diferente y lo demandará'.

El Consejo Regulador ha iniciado una campaña de promoción dirigida a los consumidores estadounidenses más jóvenes, 'con una visión de futuro, para darles a conocer que tienen una alternativa para vinos de otros países europeos como Francia o Italia', dijo Nagore.

El consejero de Agricultura del País Vasco, Gonzalo Sáenz de Samaniego, consideró que el galardón 'es un apoyo importante a la hora de alcanzar mayor cota de mercado en EEUU'.

'Aquí la producción propia, fundamentalmente de California, no es capaz de abastecer toda la demanda que exige el consumidor del país. Por eso los vinos de Rioja alcanzan cada vez mayor cuota de mercado', agregó.

Por su parte, Jaime Chávarri, vocal del Consejo Regulador, agregó que el consumo de vino en Estados Unidos está subiendo mucho y en él donde compiten vinos de todo el mundo.

'Para nosotros triunfar en este mercado es como el reconocimiento de ser mayores de edad en el mercado internacional , cosa que ya somos en otros países, porque EEUU era una asignatura pendiente'.

Thomas Perry, gerente del Grupo de Criadores y Exportadores de Vinos de Rioja, consideró que ese premio 'es muy importante para los exportadores de Rioja porque reconoce un montón de años de trabajo muy duro, tanto en España como en EEUU para doblar las cifras de ventas en este mercado, y nuestra idea es dedicarle todavía más tiempo y esfuerzo en el futuro'.

martes, 29 de enero de 2008

Fascinante decantación

(Artículo publicado en TodoVino.)

Lo hemos comprobado una y mil veces. La decantación es una de los temas que más inquieta a las personas que se acercan al mundo del vino. Cómo decantar, qué vinos, en qué momento. Intentamos responder a las dudas más frecuentes para que luego decidan si quieren poner o no un decantador en su vida.

Parte del atractivo de la decantación es el muy ceremonioso trasvase desde la botella al recipiente de cristal. Imagínense en plena faena frente a sus invitados a la vez que explican lo bien que le vendrá al vino ¡esa milagrosa transformación en un líquido mucho más sensual y expresivo! ¿Y si lo acompañan de uno de esos preciosos –y caros– decantadores de formas increíbles y sofisticado diseño?

Más allá del espectáculo, deben saber que con la decantación se buscan dos objetivos fundamentales. Uno: oxigenar. Dos: servir un vino limpio y libre de sedimentos.

Empecemos por los sedimentos. ¿Dónde los vamos a encontrar? En vinos viejos (más o menos a partir de 10 años) en los que ha precipitado la materia colorante y en vinos embotellados sin filtrar que buscan preservar el máximo de “sustancia” en la botella. Esta última práctica es habitual en casi todos los tintos actuales con aspiraciones de calidad y muchos de ellos, además, informan de ello en sus etiquetas. Por ello, la aparición de sedimentos no debe llevar a cuestionar la calidad. Si alguna vez le ocurre en un restaurante, pruebe el vino y si está bien, pida al sumiller que decante la botella.

Los vinos viejos
Lo primero que deben tener claro es que un vino viejo es delicado, por lo que una decantación generosa sería como llevar a un anciano a hacer footing. Con los vinos viejos siempre se corre el riego de que se desvanezcan rápidamente. Por eso, mejor que ocurra en la copa pero permita captar antes algún pequeño momento de gloria a que lo haga, privado de audiencia, en el decantador.

Muchos sumilleres no son partidarios de decantar vinos con más de 15 o 20 años y prefieren servirlos con sumo cuidado o hacerlo con ayuda de un cestillo. Los que decantan lo hacen siempre inmediatamente antes del servicio.

Siendo realistas, el consumo de vinos viejos en nuestro país debe ser mínimo. No abundan los restaurantes con cartas pródigas en verticales o con bodegas históricas y no contamos con grandes coleccionistas si nos comparamos, por ejemplo, con los países anglosajones. No obstante, casi todo el mundo tiene en casa algún tinto riojano de su abuelo sobre el que tiene esperanzas de que valga una fortuna y para el que, habitualmente, hace tiempo que pasó su mejor momento. Puede ser la botella ideal para practicar la decantación en clave de sedimentos.

Los tintos modernos
Hoy en día, el principal objetivo que se persigue con la decantación es oxigenar, que el vino respire. El mero trasvase desde la botella permite una buena aireación que luego se prolonga en el decantador al poner una gran superficie del vino en contacto con el oxígeno. De esta forma, aparecen aromas que tardarían mucho más en desarrollarse, al tiempo que se liman ligeramente las sensaciones tánicas.

Tiene sentido si se piensa en el perfil de muchos tintos actuales de calidad, sometidos a importantes extracciones para conseguir altos grados de concentración y que se comercializan sólo dos o tres años después de la fecha de cosecha. Pese a que la mayoría se beneficiaría de un desarrollo de varios años en botella, la tendencia es a consumirlos en cuanto llegan al mercado.

En la última “Cata de los Lacres” que reunió a las etiquetas mejor valoradas en La Guía TodoVino 2008, algunas de las cuales ni siquiera estaban en ese momento disponibles en el mercado, casi todos los elaboradores de tintos utilizaron decantadores. ¿Qué buscaban? Una mayor expresividad y que sus vinos dieran la cara desde el primer sorbo. En estos estilos modernos y concentrados conviene además realizar la decantación una o dos horas antes para que la aireación sea más efectiva. Pero si prueban algo así en su casa, no descuiden la temperatura del vino a la hora de servirlo. De nada valdrá que se haya oxigenado si también se ha calentado y el alcohol ahoga el resto de sensaciones aromáticas y gustativas.

Otras situaciones
La decantación también puede ser de gran utilidad para los vinos jóvenes más madrugadores. Embotellados poco tiempo después de la fermentación, a menudo desprenden algunos tufos que suelen desaparecer con una buena aireación. Prueben a jarrearlos generosamente y verán cómo mejoran notablemente en nariz.

En realidad, no es descabellado decantar cualquier vino que nos parezca duro, cerrado o joven.

Y experimentar es divertido. Pueden probar a ver el comportamiento del mismo vino sirviéndolo directamente de la botella y de un decantador. En la mayoría de catas realizadas a partir de comparativas de este tipo, el vino decantado se percibe más abierto y expresivo.

Otra pregunta relativamente frecuente: ¿se decantan los blancos? La experiencia práctica ha demostrado que algunos se benefician enormemente de ello, especialmente cuando se trata de vinos criados en madera o envejecidos en botella capaces de desplegar una compleja gama de aromas.

Degustaciones más sofisticadas han querido evaluar el comportamiento de diferentes decantadores para distintos tipos de vinos. ¿Les parece muy rebuscado? La verdad es que se sorprenderían de la gran variedad de modelos disponibles en el mercado. Está el clásico “de pato” por su forma que imita el cuerpo de este animal, los que son como jarras con bocas más o menos anchas y quizás hayan visto el impactante Amadeo con forma “de lira” que diseñó Riedel para celebrar su 250 aniversario y el de Amadeus Mozart.

Cuando se realiza una comparativa entre distintos tipos de decantadores entra en juego la mayor o menor superficie de líquido en contacto con el aire, lo que da lugar a desarrollos aromáticos más o menos rápidos. Así, un sibarita podría acabar identificando el decantador ideal para su vino favorito.

Un catador siempre estará dispuesto a experimentar cualquier mínimo factor que crea puede modificar las condiciones de un vino. ¿Y ustedes? ¿Creen ahora que necesitan un decantador?

El show completo de la decantación

1. Tenga durante 24 horas (o más si es un vino especialmente viejo) la botella en posición vertical para que los posos vayan depositándose en el fondo de la misma.

2. Abra la botella con sumo cuidado, especialmente si se trata de un vino viejo (recuerde que el estado del corcho puede ser un tanto delicado).

3. Situé una fuente de luz que le permita ver con claridad en todo momento el cuello de la botella.

4. Muy despacio, empiece a verter el vino poco a poco en el decantador, preferiblemente de boca estrecha. Apoye la botella en la boca del decantador. Hay que evitar cualquier violencia que perjudicará notablemente a un vino viejo.

5. Esté atento al cuello de la botella. La fuente de luz le permitirá comprobar perfectamente cuándo empiezan a aparecer posos. Es el momento en que debe dar la ceremonia por finalizada. Si lo ha hecho correctamente no debería quedar mucho más de uno o dos dedos de vino en la botella.

6. Recuerde: cuanto más joven sea el vino, más generosamente podrá trasvasarlo al decantador. Jarree sin miramientos y elija decantadores de base ancha que permitan una mayor superficie de contacto con el oxígeno.


lunes, 28 de enero de 2008

La vuelta al mundo en vinos

(Artículo publicado en El Periódico de Catalunya.)

En la bodega de los Viñedos de Ithaca, en Gratallops (Priorat), 21 jóvenes hacen girar un vino de espectacular tonalidad cereza mientras concentran sus sentidos en los exquisitos aromas florales que desprende. Pese a lo sublime de la sensación que les brinda el caldo elaborado por Sílvia Puig, lo catan y lo escupen sin remordimiento antes de apuntar sus impresiones en sus respectivos cuadernos.

Esta misma ceremonia la repetirán infinidad de veces durante todo un año, en el que visitarán viñedos y bodegas de 22 países, entre ellos Francia, España, Suecia, Chile, Brasil, Estados Unidos, Canadá y China. Es la vuelta al mundo del vino, por la que les guía el Diploma Internacional de la OIV de Management del Sector de la Viña y el Vino. Un máster que dirige la Universidad París X y que, por 1.500 euros mensuales, convertirá a estos amantes de la enología en auténticos expertos. Son filósofos, políticos, periodistas e informáticos de 13 nacionalidades con expectativas de convertirse en los futuros ejecutivos y responsables de decisiones del sector vitivinícola.

"De mi pasión, mi trabajo"
Conrado Herreno, el único español de la vigésima promoción del máster, poco podía imaginar que emprendería este camino tras formarse como matemático y estar trabajando en la consultoría de Amena durante siete años. "Decidí hacer de mi pasión mi trabajo y esta es una experiencia vital muy intensa y muy interesante por lo que se refiere a conocimientos", explica.

Herreno reconoce que en España existe poca inquietud para conocer las posibilidades del vino: "Lo bebemos porque lo producimos, pero no estamos muy preocupados por aprender acerca de él", admite. Marc Picón acompaña al grupo como coorganizador del módulo en Catalunya. Él, además, participó en la anterior edición: "Cuando finalicé el máster, me di cuenta de que haciendo lo que hacen los demás países no se podían conseguir buenos resultados: hay que ser mas ingeniosos, imaginativos y abiertos", suscribe.

Junto a sus compañeros de máster, Herreno ha visitado desde octubre, cuando empezó esta aventura, grandes zonas productoras francesas como Borgoña, Burdeos y el Languedoc y ha aterrizado en Catalunya de la mano el Institut Català del Vi (Incavi). Este organismo ha programado las visitas a productores como Torres, Roger Goulart, Agroterranea, Freixenet, Gramona, Albet i Noya, Raventós Blanc, Parés Baltà y Cordorniu antes de llegar al Priorat y su particular paisaje, donde les han recibido en Mas d'En Gil, Clos Mogador y finalmente en los Viñedos de Ithaca.

Nacionalismo francés
"Aquí empecé desde cero hace 10 años, con mi padre", les cuenta Sílvia Puig mientras les acompaña por su escarpada finca, entre 16.000 vides que se esfuerzan por crecer en el suelo pizarroso de licorella. Con sus vinos y un coraje que revelan sus manos, logra llenar 30.000 botellas en cada campaña.

La calidad de su contenido se intuye con las suaves exclamaciones de los alumnos. Arnaud Daphy es francés: "En Francia nos privamos de vinos del resto de mundo porque somos muy nacionalistas en lo que se refiere al vino", reconoce.
En su caso, el máster está ampliando su campo de visión "en 360 grados", comenta. "En Brasil, el sector está experimentando un crecimiento muy importante y también está entrando mucha producción francesa y chilena, pero por el contrario, los caldos españoles aún no son demasiado conocidos allí", sostiene la periodista brasileña Michelle Montaña.

Esa red internacional de experiencias e impresiones se irá reforzando a lo largo de un año de intensa inmersión en el mundo de los vinos. Cada uno extraerá sus conclusiones: "El mundo del vino es mas fácil de lo que parece. Yo siempre lo defino como: placer, pasión y, por supuesto, amistad", afirma Marc Picón.

viernes, 25 de enero de 2008

Cata de Vinos de Rioja

(Artículo publicaddo en MadridFusión.)

PATROCINADA POR D.O. CALFICADA RIOJA
"MIRADAS DEL RIOJA, LAS MIL CARAS INTERNACIONALES"

Guía Proensa 93, Wine Spectator 97,5, Decanter 92. Estas son las puntuaciones que uno de los más prestigiosos vinos tintos riojanos de la añada 2005 recibió en las pasadas ediciones de cada una de las guías y revistas mencionadas. ¿Cómo se explica esta variación, a pesar de quedar encuadrado en puntuaciones superiores a 90 puntos?.

Si bien la escala de puntuaciones es similar en los principales medios gastronómicos especializados a nivel mundial, utilizando para ello el baremo del 0 al 100 (o al 20 según los franceses), los criterios de valoración a uno y otro lado del atlántico distan mucho de ser tan cercanos.

Frutosidad, predominancia del roble sobre las características varietales, terroir, elegancia, modernidad o clacisismo son conceptos con un peso específico mayor o menor según hablemos de la crítica anglosajona o la tradicional europea en lo que a los vinos de la D.O. Ca. Rioja se refiere.
Con la dirección de Andrés Proensa y la presencia de críticos como John Radford, colaborador habitual de la revista Decanter; Gerry Dawes, crítico especializado y Rodolfo Herschman, entre otros especialistas internacionales, la Cata de Rioja celebrada entre las 10: 30 y las 12: 30 del miércoles en la Sala Roma del Palacio de Congresos del Parque de las Naciones profundizó en el porqué de estas preferencias, a través de una cata en la que los diferentes prescriptores mostraron sus gustos más personales dentro de la centenaria denominación riojana.

Los vinos catados fueron:
- Remelluri Blanco 2005
- Viña Tondonia Reserva Blanco 1999
- Propiedad Herencia Remondo 2005
- Roda I 2004- Torre Muga 2004
- Lan Edicion Limitada 2004
- Ysios Reserva Limitada 2001
- Conde de la Salceda Reserva 2001
- Barón de Chirel 2001- Castillo Igay Gran Reserva 1998
- 890 Reserva 1995

La critica especializada reconoce la calidad del vino "Oscar Tobía 2004"

(Artículo publicado en Agroprofesional.)

La Guía "Vivir el Vino 2008", una de las más prestigiosas y reconocidas, ha seleccionado el vino “Oscar Tobía 2004” para incluirlo en una lista donde aparecen los mejores 365 vinos de España del año 2008, otorgándole 94 puntos.

Este reconocimiento se une al que obtuvo el pasado año en el prestigioso concurso “Tempranillos al Mundo”, celebrado en la ciudad de Shangai.

En aquella ocasión, esta firma perteneciente a Bodegas Familiares de Rioja, PROVIR, recibió la Medalla de Oro, alcanzando una puntuación de 92 sobre 100 y obteniendo el segundo puesto de los 232 vinos presentados en su categoría.

La historia de Bodegas Tobía comienza en 1994, cuando Oscar Tobía recupera la bodega de cosechero de su familia, iniciando la construcción de unas instalaciones para embotellado, expedición y elaboración.

Allí se encuentra una de las naves más originales del mundo: con el cielo por testigo, frente a la Sierra de Cantabria, al abrigo de los vientos del norte y cerca del río Ebro.

Una continua política de reinversión de los beneficios obtenidos ha permitido que Bodegas Tobía disponga en la actualidad de unas modernas instalaciones para elaborar vinos de calidad.

Javier Gila, ganador del II Campeonato Nacional de Sumilleres

(Artículo publicado en MadridFusión.)

Ayer se celebraron la semifinal y la final del II Campeonato de España Trofeo Custodio López Zamarra - Madridfusión, que patrocinaba la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha. Su ganador fue Javier Gila, sumiller de la tienda de vinos Lavinia, en Madrid, quien se impuso en la reñida final a dos al sumiller Bruno Murciano.

El concurso se desarrolló en dos fases. La primera de ellas, la semifinal, la más reñida y competida. De ella debían salir los protagonistas del momento de la verdad, que tendría lugar por la tarde en la Sala Polivalente. Para dilucidar cuál de los aspirantes debía llegar a ese momento, se contó con nueve profesionales de prestigio como integrantes del jurado: Alexander Berntsen, Sumiller Danés con gran numero de premios en su haber; Alipio Lara Olivares, Director del Instituto de la Vid y del Vino de Castilla-la Mancha, Carlos de la Morena, Presidente de la Televisión de Castilla-la Mancha; Carlos Falcó, bodeguero; Custodio López Zamarra, sumiller de Zalacaín; José Ribagorda, presentador de Informativos Tele5; Luis García de la Navarra, de la Asociación Madrileña de Sumilleres; Don Pelayo de la Mata, bodeguero, y Takayuki Kikuchi, Sumiller Japonés del restaurante Sant Pau Tokio.

De las pruebas realizadas en esa primera semifinal se llegó con Javier Gila y Bruno Murciano a una final que se desarrolló ante la expectación de un público numeroso en la Sala Polivalente del Palacio de Congresos del Campo de las Naciones.

La competición se resolvió en tres pruebas: Descripción de un vino tinto, un blanco y un espumoso; degüelle, decantación y servicio de un vino tinto; y maridaje de platos realizados en Madridfusión con un vino.

El resultado de todo ello, un nuevo campeón de este concurso con vocación de futuro: Javier Gila.

Premios MadridFusión al "MMejor Vino Español de menos de 30€"

(Artículo publicado en MadridFusión.)

Hoy hemos conocido los resultados de un concurso que ya ha conseguido hacerse con un espacio propio en el mundo del vino. Como recordarán, en el transcurso de la primera jornada de esta Cumbre Internacional de Gastronomía tuvo lugar la final de un certamen que alcanza en este 2008 su sexta edición premiando a los vinos más destacados de nuestro país, con un precio en bodega inferior a los 30 €.

En la final, celebrada el lunes 21 en el Palacio de Congresos del Campo de las Naciones, diez prestigiosos especialistas internacionales reunidos en dos jurados de cinco miembros cada uno y presididos por Don Carlos Falcó, marqués de Griñón, dilucidaron qué vinos se han hecho merecedores al premio en una cata a ciegas que se celebró a puerta cerrada. Hoy el Presidente de Honor de la Unión Española de Catadores, José Luis González Cledera, ha hecho entrega de los premios concedidos como resultado de aquella cata.

Este certamen ha sido organizado una vez más en 2008 por la Unión Española de Catadores (U.E.C.). Concede tres galardones en cada una de las categorías a concurso. Los vinos presentes en la final llegaron hasta ella tras una serie de catas elimitorias, todas realizadas a ciegas y por paneles seleccionados de expertos, en las que participaron cuatrocientas veinte referencias del vino español. Los vinos premiados son:

VINOS BLANCOS
-TERNA BODEGAS S.L. V3 VERDEJO VIÑAS VIEJAS RUEDA 2005
-BODEGAS JULIAN CHIVITE S.L. CHIVITE COLECCIÓN 125 BLANCO NAVARRA 2004
-A. PAZOS DE LUSCO S.L. ALBARIÑO LUSCO RIAS BAIXAS 2006


VINOS TINTOS
-BODEGAS HACIENDA MONASTERIO S.L. HACIENDA MONASTERIO RIBERA DEL DUERO 2005
-CILLAR DE SILOS S.L. TORRESILO RIBERA DEL DUERO 2005
-VIÑEDOS DE PÁGANOS S.L. EL PUNTIDO RIOJA 2004

VINOS ESPUMOSOS
-JOSEP Mª RAVENTÓS I BLANC S.A. ELISABET RAVENTOS CAVA 2002
-CASTELL SANT ANTONI S.L. CASTELL SANT ANTONI GRAN BRUT CAVA 2005
-GRAMONA S.A. CAVA GRAMONA III LUSTROS CAVA 2001


VINOS GENEROSOS Y DE LICOR DE ANDALUCIA
-BODEGAS BARBADILLO S.L. OLOROSO SECO VORS JEREZ-MANZANILLA
-BODEGAS TRADICIÓN TRADICION AMONTILLADO VORS JEREZ-MANZANILLA
-PEREZ BARQUERO S.A. LA CAÑADA PEDRO XIMENEZ MONTILLA - MORILES

"Ególatras que maltratan el vino"

(Artículo publicado en elmundovino.)

Coincidiendo con la llegada a las librerías de la última Guía Michelín de Gran Bretaña e Irlanda, el director de la revista 'Decanter', Guy Woodward, ha arremetido contra los cocineros de elite de su país, calificándolos de "ególatras interesados" que ponen su propia carrera por encima de las necesidades de sus clientes. En el mismo número, la columnista Fiona Beckett critica a los famosos 'chefs' mediáticos por sus pretensiones cada vez mayores, que no hacen justicia a los consumidores, particularmente a los amantes del vino. "El tipo de cocina que te dan en el típico restaurante de tres estrellas Michelín se ha hecho tan refinado y complicado, lleno de platos tan presuntuosos que a un vino decente le resulta difícil recibir algo de atención", escribe.

Woodward la apoya en su editorial: "El que a los cocineros no les preocupe el vino no es nada nuevo; pese a que están encantados de sacar un 40% de sus ingresos de la venta de vino, pocos chefs entienden de él", acusa. "Pero si los cocineros van a invertir todas sus energías en crear platos alucinantes de intrincada complejidad, ¿no deberían tener suficiente confianza para subir los precios, en vez de obligar a los amantes del vino a correr con los gastos de su vanidad?"

Los críticos "ensoberbecidos" son objeto de la ira de Woodward. "En muchos casos, los críticos culinarios son igual de ególatras, acompañando sus críticas 'anónimas' de su propia foto junto a su firma y aspirando a hacer carrera en la televisión antes que a aprender las cualidades básicas que hacen falta para llevar a cabo su trabajo; por ejemplo, ser capaz de valorar una lista de vinos. ¿El propósito de los críticos no es reproducir la experiencia que un lector ordinario puede esperar que le depare un restaurante? Eso no va a ocurrir nunca si todo el personal conoce tu cara".

Tras varios años hinchando la lista de restaurantes estrellados en Gran Bretaña, la Michelin ha echado esta vez el freno: no hay ningún nuevo 'tres estrellas' ni 'dos estrellas' en el país, lo cual ha decepcionado mucho a un público que se toma muy en serio la pequeña guía roja desde que empezó a ser una de las responsables de que se considere a Gran Bretaña, y en paricular a Londres, como una nueva meca gastronómica tras muchos decenios de desprecio.

jueves, 24 de enero de 2008

Cambio climático eleva graduación de los vinos y adelanta la vendimia

(Artículo publicado en Terra.)

Vino con más graduación, vendimias antes de tiempo, más plagas en la vid y caldos con menos ácidos y más difíciles de conservar, son algunas de las consecuencias que el cambio climático está produciendo en la industria del vino, y de las que se hablará en II Conferencia Cambio Climático y Vino 2008.

Según Pancho Campo, presidente de la Academia del Vino en España, entidad que ha organizado estas jornadas para los próximos 15 y 16 de febrero, hay que tener en cuenta que el vino se hace con uvas en cuyo crecimiento influyen el tiempo, la temperatura del sol, la radiación solar y la humedad, unos parámetros a los que está afectando de forma incuestionable el cambio climático.

Campo ha explicado a Efe que en los vinos sube la graduación alcohólica porque se acumula más azúcar en las uvas, que es lo que la levadura transforma en alcohol, y que, frente a los 12,5 grados de un rioja o un burdeos tradicional, ya se ven vinos en Aragón por encima de los 16,5%, e incluso hasta de 17 grados.

Baja la acidez, porque el calor disminuye la cantidad de ácido tartárico, sube el PH y aumenta el potasio en vino y uvas, con lo que el vino tiene menos frescor, es más empalagoso, se puede guardar menos y tienen más riesgo de contaminación microbiana.

Ha asegurado que en un estudio hecho en 27 regiones vinícolas, cuatro de ellas españolas, se ha constatado que ha habido un aumento de 1,2 grados de temperatura media, que la vendimia se ha adelantado un promedio de ocho días, y que se han alterado los parámetros de pluviosidad.

'Ahora llueve mucho cuando no toca, en época de vendimia, y muy poco cuando la planta necesita más agua, y estos cambios favorecen la aparición de muchas plagas, como la de topillo en la Ribera del Duero o las de la polilla de la mosca que hay en varias zonas vinícolas del país', destaca este experto.

Otro fenómeno que se ha detectado con el cambio climático es que hay más radiaciones ultravioleta del tipo B, que en los humanos se asocia al cáncer de piel, y que sobre las uvas quema la piel y hace que se sequen antes, lo que da lugar a aromas no deseados en el vino.

Además, en regiones en las que históricamente se ha plantado un tipo de uva se plantean cambiar a especies nuevas y gestionar de forma distinta la viña, lo que repercutirá también en los seguros y en la actividad económica, y ya se buscan nuevos emplazamientos para plantar vid, como en el prepirineo, la Alpujarra o la zona trasera de Sierra Nevada en España, o Chile y Nueva Zelanda, que son el futuro.

En este sentido, ha explicado que bodegas como Miguel Torres ya plantan en el prepirineo porque las proyecciones de organismos internacionales indican que, si a nivel global no cambia nada, habrá que buscar regiones a más altura y con zonas más frías para plantar.

Asegura que en esta zona de España ya hay un consorcio de 27 empresas vinateras que, apoyadas por la Unión Europea, investigan el impacto del clima en la viticultura, una práctica que cambiará hasta que no haya energías renovables y con menos emisiones de CO2.

También ha recordado que en el sur de Inglaterra se ha visto un gran potencial para hacer espumoso de calidad, algo que antes era impensable, como lo era que en Dinamarca se pudiera hacer vino tinto de calidad.-

Chardonnay: ¿grandeza o terruño?

(Artículo publicado en elmundovino.)

Como a menudo ocurre, una trama en La Sobremesa, nuestro foro de discusión, despierta la curiosidad, se buscan datos, se lee, se contrastan opiniones, y surge un tema apasionante. ¿Es la chardonnay una gran uva –para algunos la más grande entre las blancas– o simplemente algunos terruños la elevan a la categoría mundial? ¿Es realmente la chardonnay la mejor uva blanca del mundo? ¿Riesling, chenin blanc, grüner veltliner…? Castas grandes son todas las que son suficientemente completas para hacer un vino sin ensamblarla con otras (que no son tantísimas). Así que todas valen, pero ya dentro de éstas, consideramos la riesling mejor que la chardonnay.

La casta más grande intrínsecamente nos parece la riesling. La riesling es altamente aromática y con buena acidez, vive y se desarrolla años –decenios– en botella sin ayuda de una vinificación específica que le aporte elementos, es autocontenida, ya tiene todo lo que hace falta tener… La riesling es la diva, como dice nuestro amigo Michael Wöhr…

To chardonnay or not to chardonnay…

Nuestra postura es que la chardonnay es una uva más o menos neutra, que funciona magníficamente en Borgoña y Champaña por su facilidad de transmitir las características de un gran terruño. Champanes y borgoñas son grandes no por la chardonnay, sino por su terruño. Por ello no son igual los chardonnays de otros sitios. Si el vino no obtiene su carácter del terruño, lo tiene que obtener de la vinificación, básicamente de la crianza en madera. Por eso la gente suele decir que los aromas típicos de la chardonnay son los de humo, tostados, y mantequilla, que son notas provenientes de la barrica, ¡no de la uva! Si lo pensamos un poco la chardonnay en sí… ¡no tiene unos aromas demasiado claros! En climas fríos podrían ser la gama de manzanas y frutas blancas, que se van acercando a la piña y otras frutas tropicales según el clima va siendo más cálido, acercándose peligrosamente a los aromas del melón cuando el calor es excesivo a la vez que la acidez cae preocupantemente.

El secreto parece estar en los suelos calcáreos y un clima más bien fresco. En ausencia de esos factores los vinos pueden resultar pesados, la acidez baja rápidamente con el calor, y el vino no es ni tan complejo ni tan delineado y enfocado. Tal vez el hecho de que una casta de uva produzca los mejores vinos en un clima y en un terreno concreto pudiera ser la demostración más sencilla de que el terruño existe.

Lo que es realmente admirable es su adaptabilidad. Genéticamente la chardonnay parece ser una uva muy desarrollada, que reacciona muy bien a diferentes circunstancias, y que tiene un magnífico comportamiento en el campo, en la bodega y en la copa. Los rendimientos son relativamente altos, con una buena cantidad de azúcar y sin pérdidas demasiado apreciable. Responde bien a diferentes elaboraciones, con o sin madera, es bastante maleable y fácil de trabajar. Y el consumidor la adora. De ahí su éxito comercial. A principio de los años 70 apenas existía en California o Australia, y ahora las plantaciones en los Estados Unidos superan con creces las de Francia. Ha sido un éxito fulgurante.

Por muy tonto que pueda parecer, la facilidad de pronunciar su nombre en casi todas las lenguas del globo ha sido una de sus ventajas, haciéndola fácilmente reconocible a ojos del consumidor poco experto. Hay incluso una gran cantidad de gente que no sabe que chardonnay es una uva, y no tiene muy claro si es un estilo, una zona, o una marca… pero poco les importa, porque para ellos es una garantía.

Nuevo Mundo y Viejo Mundo

Si los ejemplares del Nuevo Mundo son generalmente acusados de pesadez, sopa de roble con algo de azúcar y baja acidez, también es cierto que el estilo californiano –y en general del Nuevo Mundo- se ha ido calmando un poco en los últimos tiempos, y que la máxima de que “más es mejor” se ha ido matizando y poco a poco se va buscando más equilibrio y menos la exageración, suponemos que tanto por el cambio de gustos en el consumidor como la madurez de los productores que van poco a poco buscando algo más en sus vinos que la potencia pura y dura. A su vez no pocos productores de la Côte d’Or han ido acercando el estilo de sus vinos al de los del ‘Nuevo Mundo’ a veces intencionadamente, y también el clima ha ido cambiando, con lo que los estilos van convergiendo, y es frecuente la confusión en catas ciegas, incluso por los más reputados expertos y elaboradores.

Por otro lado, el peligro de la pérdida de castas autóctonas, de la diversidad y el sabor local es también un peligro real. Los movimientos de opinión ABC ‘anything but chardonnay’, es decir, lo que sea menos chardonnay o cabernet, e incluso ‘anything but cencibel’ que decía alguien por aquí, que al empezar igualmente por ‘c’ se presta de la misma manera, demuestran la preocupación y saturación de ciertos sectores con la uniformización impuesta por las castas de moda y los gustos globales.

Cualquier momento en que hablamos de castas es bueno para recomendar una obra que nos parece maestra; no nos cansaremos de recomendar el magnífico libro de Jancis Robinson, ‘Vines, Grapes & Wines’, en el que están casi todos los secretos y las explicaciones de las castas, independientemente de que fuera escrito hace ya tiempo. Volvemos a él una y otra vez y consistentemente nos aclara las dudas y nos da las claves para desvelar mucho de lo que a menudo nos parece un misterio, con sus explicaciones claras y directas no exentas de cierto sentido del humor y de sentido común…

Respecto a sus orígenes y proveniencia, al igual que con la mayoría de las castas, todo el glamour y las leyendas de su procedencia están siendo destrozadas gracias al ADN. En este caso las investigaciones genéticas de la doctora Carole Meredith en California-Davis, apoyada por grupos europeos han demostrado hace tiempo que el chardonnay es un cruce autóctono y espontáneo de las castas pinot y gouais blanc. Todos los que durante años atacaron a los californianos por llamar a la uva pinot chardonnay se están ahora teniendo que tragar sus palabras. Si buscan en los libros la hoja del pinot noir y la de la chardonnay, verán que son prácticamente iguales…

Llegamos al final sin haber dicho casi un nombre, y a pesar de que consideremos la riesling mejor uva que la chardonnay, eso no quiere decir que dejemos de tener los blancos de Borgoña entre los mejores del mundo, y que busquemos algunas de sus etiquetas con avidez. ¿Chardonnay? ¡Sí gracias! ¿Y nuestros favoritos? En Champagne: Salon, Krug y Pierre Peters. Raveneau y Dauvissat en Chablis, aunque el primero a una distancia considerable –y alejándose– del segundo. En la Côte d’Or: Romanée-Conti (su Montrachet de 1988 es uno de los mejores blancos que hayamos bebido jamás), Jean-François Coche-Dury, François Jobard (tal vez los más puros de la Côte), Carillon, Bonneau de Martray, Michel Niellon, Bernard Morey, Ramonet, Roulot… Para que no haya confusión, nos gusta mucho más el estilo austero que el exuberante, las añadas frías que las calientes, la madera integrada que la evidente, la acidez que el alcohol. Por eso echarán en falta algunos grandes nombres en nuestra lista.

Pero realmente la mayor preocupación ahora no es respecto a la grandeza de la casta o el terruño. Es hacia la oxidación prematura, las producciones altas, el sulfuroso bajo, el exceso de ‘bâttonage’ y los corchos lavados con peróxido (agua oxigenada, vamos). Pero eso sí que sí, es mucho más que otra historia, es casi una pesadilla…

Pedro Ximénez. ¿Por qué queremos tan poco a nuestra joya dulce?

(Artículo publicado en TodoVino.)

Se acaba de celebrar en Madrid el III Salón de los Vinos de Montilla-Moriles, que un año más nos recuerda el patrimonio de uno de nuestros grandes vinos dulces históricos. Por cierto, ¿alguien recuerda haber tomado un pedro ximénez (PX) últimamente? ¿O quizás se lo ofrecieron como vino de postre en uno de esos restaurantes sibaritas que frecuenta? Seguro que la respuesta es no.

Después de haber pasado por el salón y haber probado la muy moderada cifra de 15 PX, una tiene claro que la pastosidad característica de nuestro dulce universal, cuando menos cansa. Y por encima de ese número resulta casi agotadora para el catador que más se precie. Pero no se trata de que usted se aventure por estas lides, sino que llegue a valorar y disfrutar este vino que, como demuestran cada vez con más frecuencia los elaboradores de la zona, es mucho más versátil de lo que pensábamos.

Alvear, bodega histórica por excelencia de Montilla desde 1729, lleva unos años apostando por el concepto de PX de añada; el mismo vino dulce, con su característico olor y carácter a pasas, pero privado de la bota y con la frescura de la cosecha reciente. A los americanos les vuelven locos estos vinos y ya Parker dio en su día un noventa y muchos a su cosecha 2000. El 2003 que estaba a disposición de los profesionales en el salón era muy fresco y frutal, con la densidad justa; un vino de postre moderno que no desentonaría en absoluto como broche a una cena bien “chic” con guiños a cocinas exóticas.

El concepto de renovación que practica Alvear tiene otro buen exponente en el PX Cosecha 2002, con un brevísimo paso de dos meses por madera. Aquí aparecen notas menos habituales como piel de naranja, guiños tostados en boca y una agradable sensación de opulencia. Es quizás algo menos caracterizado, pero satisface aún más si cabe el perfil del moderno consumidor de vinos. ¿Y qué me dicen del Reserva 1998 (22 euros la botella de 50 cl.) que rompe el tradicional sistema de criaderas y soleras de la zona y apuesta por la crianza estática? Después de cinco años en madera y uno en botella despide complejas notas a frutos secos, torrefactos y pasas, y en la boca ofrece una maravillosa textura aterciopelada.

El resto de bodegas de la zona se van subiendo al carro. Presentaban por primera vez PX de añada la Cooperativa La Purísima con un recientísimo 2004, tan fresco que aún tenía recuerdos de mosto y quizás con un dulzor algo excesivo en boca, y Pérez Barquero, con un vino algo más equilibrado, potente y sabroso. De esta última firma destaca también La Cañada PX, que se vende en el entorno de los 16-17 euros, con excelente carácter de crianza, opulento y el agradable contrapunto de un ligero amargor.

Otra firma de la zona especialmente inquieta y unida a la uva pedro ximénez es Toro Albalá, que presentó en el salón hasta cinco tipos distintos de PX. Me quedo con su joven de añada 2002 (10 euros), muy intenso y largo, con notas de pasa, toffee y bombón, y el PX Gran Reserva 1971, con excelentes aportes de crianza (complejidad de madera añeja, aceituna, dátiles y ligero contrapunto amargoso en boca).

La oferta es cuando menos muy correcta y especialmente ajustada en precio –no se olvide de los jóvenes de añada de corte moderno y muy asequibles si quieren tener un primer contacto menos duro-. A partir de seis o siete euros, hay PX disponibles en el mercado, aunque las soleras más viejas u otras elaboraciones especiales entran naturalmente en otra dimensión.

Cualquier tienda de vinos que se precie cuenta con algún PX para que inicie su aventura por uno de los grandes vinos dulces de España y el mundo. El vino, a fin de cuentas, es placer para los sentidos y el aficionado que empiece a recorrer estos vericuetos acabará llegando al capítulo dulce. Aquí está además la memoria histórica de los grandes vinos del mundo. Porque decir PX no dista mucho de decir sauternes, tokaji, oporto, madeira... ¿No le suena ahora un poco más grande?

RÁPIDO "ABC" DEL PEDRO XIMÉNEZ

¿Qué es? Un vino dulce de pasas que se elabora fundamentalmente en la denominación de Montilla-Moriles, así como en las de Jerez y Málaga. Los PX jerezanos se abastecen de uvas de Montilla, ya que esta variedad está muy poco presente en el Marco de Jerez

¿Cómo se hace? A partir de uvas pasificadas mediante su exposición al sol. Durante este proceso se produce una concentración de azúcares por la desecación y pérdida progresiva de agua. Posteriormente se molturan y prensan en varias fases. Al mosto obtenido se añade alcohol y vino y posteriormente pasa a criarse en las botas por el sistema de criaderas y soleras.

El PX es un vino que no fermenta. La concentración de azúcar del mosto obtenido es tan alta –se obtienen 70 litros por cada 100 kilos de uva- que las levaduras son incapaces de transformarla en alcohol. Apenas se producen fermentaciones parciales y el grado se obtiene por la adición de alcohol (encabezado).

Claude Bourguignon: el hombre que susurra a las raíces

(Artículo publicado en TodoVino.)

Evalúa el viñedo estudiando lo que está oculto: el terreno bajo la superficie y las raíces. Este experto en microbiología del suelo es un personaje clave de la viticultura actual y una de las voces que se alzan más altas y claras contra el uso de productos químicos en la viña. Pudimos charlar con él y verle trabajar hace unas semanas en los viñedos de la bodega de Ribera del Duero Alonso del Yerro.

Claude Bourguignon no es un asesor vinícola al uso. Está bastante lejos de pasearse por los cinco continentes atendiendo una agenda frenética, pegado a su teléfono móvil y concediendo entrevistas aquí y allá. Y eso que tiene clientes en Italia, Austria, Suiza y desde hace muy poco, también en nuestro país, aunque la gran mayoría esté repartida por toda la Francia vinícola: Borgoña –donde reside cuando no tiene ningún viñedo que explorar–, Champagne, Alsacia, Loira, Jurançon, Ródano, Languedoc-Rousillon y, por supuesto, Burdeos.

Pero más impresionan aún los nombres de sus asesorados, responsables de algunos de los vinos más personales y buscados del mundo. Entre ellos: Romanée-Conti, Leflaive, Drouhin (Borgoña), Jacques Selosse, Fleury (Champagne), Hugel, Marcel Deiss (Alsacia), Coulée de Serrant (Loira), Chapoutier, Beaucastel (Ródano), Mas de Daumas Gassac (Laguedoc Rousillon), Ausone, Pavie, Canon La Gaffelière, Smith Haut Lafitte (Burdeos) o Elio Altare (Italia).

Si quieren encontrarle en España tendrán que intentar coincidir con él y su mujer, la también científica Lydia Gabucci, en los dos viajes al año que realizan a Ribera del Duero, a la pequeña bodega de Alonso del Yerro, y desde ahí, últimamente, al viñedo de Carlos Falcó en los Montes de Toledo, donde están dirigiendo algunas nuevas plantaciones que contrastan con las realizadas hasta ahora en la propiedad bajo los dictados del gran gurú de la viticultura del Nuevo Mundo Richard Smart.

El vino visto desde el fondo de un agujero
Pero, ¿qué hace exactamente Claude Bourguignon? Este ingeniero agrónomo francés ha alcanzado fama internacional por sus trabajos sobre la microbiología del suelo. De hecho fue uno de los primeros en alertar, en los años setenta, de la degradación que estaban sufriendo numerosos viñedos franceses debido al uso de pesticidas y productos químicos cuya consecuencia más directa y devastadora era la pérdida de la vida microbiana del suelo. Son esos microbios, desde la óptica de Bourgignon, los que asimilarían parte del carácter de la tierra y lo trasladarían a la planta aportando características específicas y distintivas a sus uvas (el terroir explicado desde otra perspectiva) y, en consecuencia, a los vinos que con ellas se elaboran.

En 1999 creó junto a su mujer, LAMS (Laboratoire d’Analyse Microbiologique de Soils), una firma que presta sus servicios no sólo a viticultores, sino a agricultores en general y a compañías que gestionan zonas verdes (incluidos campos de golf) además de colaborar con la Agencia Francesa para el Desarrollo y diversas ONGs en distintos países. Algo que, en la práctica, le ha dado acceso a más de 5.000 análisis de tipos de suelo en todo el planeta.

Su perspectiva del viñedo se concentra en la parte que está oculta. Trabaja metido en un agujero realizado a modo de calicata midiendo la profundidad que alcanzan las raíces, el espesor de las distintas capas del suelo, tomando muestras para analizar y examinando la ausencia o presencia de vida microbiana en cada una de ellas. Un rápido vistazo le basta para saber cómo se ha tratado a la tierra. La excesiva compactación, la ausencia de vida o el crecimiento horizontal de las raíces se interpretan como síntomas claros de degradación.

Un día de trabajo con los Bourgignon
A mediados de diciembre tuvimos la oportunidad de verle realizar todas estas tareas en los viñedos de Alonso del Yerro, ubicados en el municipio de Roa en la parte burgalesa de la Ribera del Duero. Un día de cielo azul intenso, pero muy frío y con un viento de esos que corta la cara.

Cuando llegamos, los Bourguignon llevaban ya varias horas trabajando. Vestidos con traje de faena, Claude iba con un sombrero bien calado y estaba en el agujero número nueve (de un total de 15 practicados) del Quinto de Pedro, una parcela de 10 hectáreas que constituía el objeto de análisis de la visita. Se podían ver perfectamente las raíces, muchas de ellas aún creciendo en horizontal y otras orientadas a conquistar las capas inferiores del terreno. Hay que conseguir que atraviesen la capa superior de arcilla para llegar al estrato calizo, más profundo y capaz de aportar mineralidad al vino.

A pie del agujero, Lydia, la mujer de Claude, y Lionel Gourgue, enólogo de Alonso del Yerro, van tomando nota de las mediciones y comentarios. Con ellos, María y Javier, los propietarios de la bodega, son de los pocos asesorados que participan en el periplo de calicatas haga el tiempo que haga.

Alegría en el “número 12”: ¡las raíces llegan a 1,40 metros de profundidad! En otra de las fosas practicadas, Claude descubre que las capas del suelo están alteradas (“¡Otra de las barbaries de los ochenta!, exclama), probablemente por el uso de una maquinaria muy agresiva con el terreno.

El actual “tratamiento” de los viñedos de Alonso del Yerro incluye la plantación de cereales entre hileras de cepas o la utilización de un compost (abono) que se hace en la propia bodega a partir de excrementos animales mezclados con tierra calcárea y sarmientos desmenuzados. La bodega cuenta con un certificado de “producción integrada” (que viene a reconocer un uso prioritario de métodos y tratamientos naturales sobre los químicos) y utiliza un sistema de depuración y aprovechamiento de aguas residuales.

Muchos de los viñedos que asesoran los Bourguignon trabajan de manera biodinámica. ¿Debe ser ése el objetivo? Claude reconoce la efectividad de muchas de sus prácticas y en especial su capacidad para aumentar la vida microbiana en el suelo. No obstante, propone un acercamiento lento y paulatino a esta filosofía: cuando el viñedo esté preparado para ello.

Lydia sintetiza muy bien en una frase la esencia de su trabajo: “No decide el viticultor; decide el suelo y hay que escuchar su voz; no se puede ir contra él”.

Raíces contra hojas
En los últimos años, los avances en viticultura propugnados desde el Nuevo Mundo han puesto gran parte del énfasis en la conducción de la viña y la masa foliar (el famoso canopy managment) con el nada despreciable objetivo de conseguir la mayor producción posible en la viña con resultados cualitativos satisfactorios. Ha sido una de las patas del “milagro australiano” y de la competitividad de sus vinos en los mercados internacionales en cuanto que ha ayudado a producir una cantidad importante de marcas de calidad y con continuidad en el tiempo. La efectividad del sistema ha hecho que se extienda por los viñedos de medio mundo.

Si Richard Smart ha sido el principal impulsor de estas técnicas cuya filosofía se recoge en la obra Sunlight into wine (algo así como “Luz en el vino”), Claude Bourguignon se rebela contra estos presupuestos: “¿Por qué tanta atención a las hojas que dan mayor producción en la viña y más azúcar a las uvas?”. Por contraposición, su libro de referencia se titula Le sol, la terre et les champs (“El suelo, la tierra y los campos”).

Víctor de la Serna reflejó hace unos meses en elmundovino.com el encuentro entre ambos durante una sesión de trabajo en Dominio de Valdepusa, la finca que posee Carlos Falcó en los montes de Toledo. En su artículo concluía: “La era Smart creó un buen viñedo y unas buenas uvas. La era Bourguignon pretende subir al nivel superior”.

Es probablemente lo que buscan Javier Alonso y María del Yerro en su propiedad de Ribera del Duero, obsesionados con la calidad y muy poco con la cantidad (de la cosecha 2005 se han elaborado 35.000 botellas de su vino básico Alonso del Yerro y 15.000 del más ambicioso María). Una filosofía que justifica la búsqueda de reputados asesores para sus vinos. Stéphan Derenoncourt, el hombre que revolucionó Burdeos con sus ideas borgoñonas ha estado presente desde la puesta en marcha del proyecto en la que es su primera y, de momento, única experiencia en España. Y de su mano llega precisamente Claude Bourguignon repitiendo una asociación de “super-asesores” que se da ya en varias firmas francesas.

El gusto del terroir
¿Cómo se refleja esta pasión por el suelo y las raíces en el vino? Al final de la mañana, en la sala de crianza probamos directamente de barrica los 2006 que saldrán al mercado a mediados de este año. Frente al Alonso del Yerro no pude evitar comentar que encontraba una cierta mineralidad y que ésa me parecía una nota característica de los vinos de la casa frente a otros tintos de Ribera del Duero. Para mi sorpresa, Claude dijo no percibirla en absoluto.

Su definición de mineralidad es un gusto a caliza y con un ligero carácter salino. En la cata de vinos Bourguignon busca una “identidad” diferenciadora. ¿Qué opina de los vinos españoles? “He probado muchos vinos bien hechos, pero sin identidad”, responde. No es un ataque a nuestras etiquetas; le sucede lo mismo en la Borgoña de los terroirs: “Hace poco catamos seis grands échezeaux, pero sólo en dos de ellos aparecía la personalidad tan característica de este terruño”, explica.

Sin embargo, se alegra cuando probamos el María 2006, un tinto en el que yo encuentro una mineralidad mucho más acusada y él detecta por primera vez una conexión con el terruño. Es la prueba de que las cosas van por buen camino.

¿Existe el viñedo ideal? Quizás los Bourguignon puedan construirlo en Cahors, donde esperan hacer realidad una gran parte de sus sueños vitícolas tras adquirir una propiedad en la que lidiarán con la variedad característica de la zona, la malbec, en un suelo olvidado –y por tanto libre de pesticidas y productos químicos– con forma de anfiteatro (laderas con una maravillosa riqueza de orientaciones) y en el que trabajar desde cero.

Seguramente, plantarán en pie franco ya que consideran que los portainjertos americanos duplican los rendimientos, acortan la vida de las cepas y alejan a la vitis vinifera europea de su tendencia a buscar los elementos calizos del suelo. Y, por supuesto, nada de pesticidas que degraden el terreno.

¿Cultivarán de forma biodinámica? Lydia dice que probablemente no lo hagan al 100% porque está convencida de que, ante un problema importante, tanto en la viña como en la vida real, utilizaría todos los medios a su alcance para solventarlo.

En cualquier caso, sea cual sea el proceso y tarde lo que tarde, ¿no les gustaría probar un vino diseñado y concebido desde el suelo?


El Mejor Vino Blanco de Madrid Fusión para Verdejo V3

(Artículo publicado en El Catavinos.)

La VI edición de la Cumbre Internacional de Gastronomía, Madrid Fusión 2008, ha premiado al Verdejo, V3 (Verdejo, Viñas, Viejas) con el Primer Premio al Mejor Vino Blanco Español.

Un 100% Verdejo elaborado con las escasas cepas viejas (entre 80 y 120 años de antigüedad) que todavía quedan en la zona de Rueda y, que sin duda están proporcionando vinos de alta calidad. Seleccionado entre los diez Mejores Vinos Blancos por debajo de los 30 Euros, V3 se convirtió en el ganador al destacar en la última fase contra sus competidores.

El pasado 21 de enero se conocían estos resultados y, será mañana cuando el enólogo y gerente de Terna Bodegas S.L, Richard Sanz, recoja el tan merecido Primer Premio al Mejor Vino Blanco Español en el Palacio Municipal de Congresos del Campo de las Naciones en Madrid.La bodega vallisoletana Terna Bodegas S.L perteneciente a la D.O Rueda, acoge a este blanco ganador de Madrid Fusión 2008.

Fermentado en barrica nueva francesa (8 meses) y gozando de una viticultura ecológica, V3 ha deleitado con su frescura y tonos minerales al tan respetado jurado de Madrid Fusión. Un evento que, año tras año, se rodea de los más prestigiosos profesionales del sector culinario. La Unión Española de Catadores, UEC, se ha encargado durante una edición más de completar la parte vinícola de Madrid Fusión. Un complejo grupo de profesionales fueron los seleccionados como jurado para las diferentes categorías de premios a los Mejores Vinos del 2008.

miércoles, 23 de enero de 2008

Adrià pone la cocina en su sitio.

(Artículo publicado en Expansión.)

Tras cerrar un ejercicio cargado de premios y distinciones, el chef optó por superar su examen anual en Madrid Fusión sin discursos filosóficos, ni nuevas técnicas, ni revoluciones tecnológicas. En su lugar, erigió como renovado protagonista a los platos.

Asegura que quiere crear un lenguaje culinario en el que, igual que en el universo lingüístico las letras se unen en palabras y éstas en frases, las recetas y los procesos de elaboración de los platos queden codificadas. Ferran Adrià se subió ayer al escenario de la sexta edición de la Cumbre Internacional de Gastronomía Madrid Fusión sin otro arma que sus platos. Aunque no cocinó en directo (algo que ya es costumbre en sus intervenciones), gracias a un power point, mostró una veintena de elaboraciones que, en su opinión, son lo más destacado de lo que se ha hecho en El Bulli (su restaurante de Cala Montjoi, en Rosas, -Gerona-) en el último año.

Sueño
"El sueño de El Bulli y el mío es crear un lenguaje propio", anunció Adrià nada más pisar el escenario de la cita gastronómica, que concentra más de 600 asistentes. Mientras en ediciones anteriores el cocinero se dedicó a desgranar sus proyectos, ayer cambió de tercio. "Si somos capaces de concebir técnicas y conceptos nuevos y de establecer una nueva línea filosófica, podremos crear un lenguaje; pero lo realmente importante es poder traer aquí cada año elaboraciones. Será así como logremos ampliar el lenguaje de la alta cocina", sintetiza Adrià.

Lo dice tras superar un ejercicio 2007 de vértigo: participó en la cita artística Documenta, fue galardonado con la Medalla de Oro a las Bellas Artes y fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Barcelona. "Me niego a entrar en el debate de qué es la cocina y del papel de la tecnología en nuestro trabajo", señaló Adrià.

Ayer, no citó ninguna de estas distinciones y se centró en la simbiosis entre el mundo dulce y el salado. Para demostrar que la frontera del gusto es cada vez más débil, puso algunos ejemplos: una tableta de chocolate sin azúcar -"algo muy importante para la gente diabética"- o trampantojos varios como un falso risotto de moras o unas orquídeas comestibles de pega. "La cocina tiene que ser libertad y no polémica, para que cada cocinero haga lo que quiera en su restaurante, que es una entidad privada", apuntó Adrià.

Con esta tesis parecen comulgar muchos chefs. "Cada cocinero tiene que tener su espacio y hacer lo que siente y lo que ha aprendido", opina Juanjo López Bedmar, propietario del restaurante madrileño La Tasquita de Enfrente. Este ex ejecutivo metido a cocinero presentó ayer, acompañado por Pepe Chamorro, director de la agencia de publicidad Delvico, el último grito del lujo gastronómico: un bocadillo crujiente de anchoa o una gamba roja salseada con el jugo de su cabeza; una opción que él llama "minimalismo radical".

Competidor
En su aparición, Adrià rivalizó sin pretenderlo con un curioso competidor mediático: Alberto Ruiz-Gallardón. El cocinero atrajo a más de cuarenta cámaras (fotográficas y de televisión) al comienzo de su demostración en Madrid Fusión. Durante la explicación de sus recetas, llegó Ruiz-Gallardón. "Bienvenido, alcalde", dedicó un sonriente Adrià desde el escenario al edil madrileño, que siguió al detalle su ponencia desde primera fila y que se vio rodeado, más tarde, por un centenar de cámaras cuando le tocó compartir protagonismo con el chef catalán.

David Muñoz, la revelación del año
Es el cocinero del año para la crítica gastronómica especializada, que, a través de una votación realizada el pasado diciembre y organizada por Madrid Fusión, le ha elevado hasta este puesto. Es David Muñoz, del restaurante DiverXO, situado en el madrileño barrio de Tetuán y centrado en una increíble cocina de fusión, con platos como la Spanish toltilla. No olviden su nombre porque dará que hablar: eso sí, ármense de paciencia porque, hasta ahora, se necesitaban tres semanas para reservar.

"Es una cocina viajera que tiene un trasfondo cultural (en su local, se explica al detalle la historia de cada plato y sus ingredientes)", señala a EXPANSIÓN este cocinero de 28 años, formado con Abraham García en Viridiana y en Londres en establecimientos como Hakassan y Nobu. Competía con otros jóvenes chefs (todos debían reunir la condición de haber abierto su restaurante durante el último año): Alberto Molinero, de Lola (Vitoria); Pedro Rodríguez, de La Gañanía (Tenerife); Rafael Peña, de Gresca (Barcelona); Quique Barella, de El Alto de Colón (Valencia); y Edorta Lamo e Íñigo Cojo, de Fuego Negro (San Sebastián).